sábado, 20 de abril de 2013

Longueira saca la voz. Por María José O'Shea y Carla Sánchez . REVISTA CAPITAL

• "Esta es una derecha destructiva, chaquetera y pesimista".

• "Golborne y Allamand salieron del gabinete en el único momento que no había que salir... En política, el sentido de oportunidad es tanto o más importante que una buena idea".
• "Sin estos cinco gobiernos de centroderecha, Chile jamás habría alcanzado un desarrollo como el de hoy".
• "Como nadie defiende nada, están todos en el lloriqueo, como cabros chicos. Ello ha permitido que los que no hicieron nada durante 20 años, ahora aparezcan como salvadores".
• "El gran ganador con el retorno de Bachelet es Girardi".

Si hay alguien que logra pispar hacia dónde va la micro en la política, ese es Pablo Longueira. Longueira olfatea, observa y mueve sus fichas. Es el rey en eso que se llama "operar".

Llegó hace casi dos años al gobierno después de una larga lucha suya y de su partido por instalarse en el gabinete. Economía fue la cartera escogida para este ingeniero civil que a poco andar salió a morder a todo lo que oliera a abuso. Pero detrás de esa faceta, el político, el Longueira de la muñeca, ha estado todo el tiempo en funciones. Si en la decisión de Piñera para nombrarlo ministro pesó el argumento que sostiene que esta es una buena forma de neutralizar a los críticos, el presidente acertó en el blanco. Su ex rival en la conducción de la derecha chilena se ha convertido en uno de sus más fieles defensores.

Anda bien reticente a hablar de política –en público, claro–. Porque está preocupado. Sabe que la contienda de Allamand o Golborne con Michelle Bachelet está difícil. Y le da rabia que la derecha ande "lloriqueando" con la sensación de que está todo perdido.

Para él, no. La foto del triunfo concertacioncista no es inamovible… ¿Y lo son los candidatos de la derecha? Eso está por verse.

-Después de una larga historia de desencuentros, usted se convirtió en el escudero de Piñera. ¿Cómo fue esa transformación?

-No sabía que me había convertido en un escudero de Piñera. Lo que ocurre que dentro de esa derecha destructiva, chaquetera y pesimista, la primera víctima es el presidente. ¡Por Dios que les cuesta reconocerle que ha sido un tremendo presidente! Qué país del mundo puede exhibir los resultados de éste. Más que aprender, he conocido a un presidente dedicado 100% en cuerpo y alma a hacer bien las cosas, a hacer las transformaciones macro y micro que necesita el país, poniéndose metas grandes y ambiciosas en cada sector. No es casualidad que Chile haya vuelto al camino de alcanzar el desarrollo en estos últimos tres años, a pesar de la recesión y el tsunami.

A diferencia de muchos que se marearon cuando Piñera alcanzó como 65% de aprobación en las encuestas después de los mineros, yo ese mes del 2010 escribí un documento llamando a la reflexión. Por cierto que nadie lo leyó. En cualquier país normal, un gobierno y un presidente que realiza un rescate cinematográfico como fue el de los mineros, llega a 90%. Este es un país que está mucho más expuesto a la demagogia y al populismo de lo que muchos creen. En cualquier país normal, una coalición con resultados como los nuestros, lo reeligen con toda facilidad. Pero los ofertones de la izquierda son siempre más irresistibles. Al chileno le gusta tropezar con la misma piedra.

-A siete meses de la elección presidencial, ¿cómo define la situación de la derecha hoy?

-Veo muy debilitados a los partidos. Entregados a las encuestas, al clima que instala la fronda y sin claridad ni liderazgo para enfrentarlo. Y cuando a la derecha le ocurre eso, todos se convierten en unos opinólogos y el pesimismo copa el escenario.

-¿Cree que esta condición derrotista está especialmente viva en esta elección?

-El período más exitoso de la derecha, han sido estos últimos 25 años. No hay generación de derecha que pueda exhibir un triunfo más notable que esta en la batalla de las ideas. Chile ha llegado al lugar de privilegio en que está porque se implementó nuestro ideario político y económico. En cualquier lugar del mundo, los cuatro gobiernos de la Concertación serían considerados de centroderecha. Sin estos cinco gobiernos de centroderecha, Chile jamás habría alcanzado en sus 200 años de vida republicana un desarrollo económico y social como el de hoy. Eso sólo fue posible porque constituimos dos grandes partidos de derecha: institucionalizamos a nuestro sector. Se construyó una derecha política y, en particular, una derecha comprometida con los más pobres, como la UDI. Se terminó el permanente caudillismo e individualismo característico de la derecha. Temo que la derecha esté volviendo nuevamente a eso. No fue casualidad que ese proceso culminara con una derecha que llegara al gobierno con más del 50% de los votos, no nos olvidemos que don Jorge Alessandri llegó hace 50 años, pero con un tercio de los votos.

-Los números hoy revelan que la presidencial está perdida para la derecha. ¿Cree que se puede revertir? ¿Cómo?

-Con audacia y liderazgo. Tendremos uno de los escenarios más favorables para las elecciones desde que retornamos a la democracia. Un gran gobierno de derecha que podrá pararse en cada población, en cada plaza, en cada pasaje de Chile diciéndole a la gente que cumplimos. Todos están mejor que hace cuatro años. Nos dejarán el centro, porque no habrá candidato DC y habrá una Concertación dominada por las exigencias del PC. El único camino para revertir la foto, es salir a defender y difundir lo que hemos hecho. No se gana una elección estando en el gobierno sin sentirse orgulloso de lo que se ha hecho. Por eso derrotamos a la Concertación en la última elección. Ya no defendían nada.

-Pero es un hecho que los candidatos no han logrado remontar.

-Porque salieron en el único momento que no había que salir, después de las elecciones municipales. Tal como lo señalé en reiteradas ocasiones, había dos fechas para que los presidenciables del gabinete dejaran sus cargos: antes de las municipales –como lo hizo la Concertación en una oportunidad, sacando a Alvear y Bachelet– o ahora, a fines de marzo o comienzos de abril. La única fecha que no tenía sentido que salieran era en noviembre, porque venían cuatro meses muertos del punto de vista político y presidencial. Si hubiesen salido 6 ó 7 ministros a candidaturas senatoriales en noviembre, creo que se hubiese hecho impresentable que no salieran también Laurence Golborne y Andrés Allamand. Me jugué para que ello ocurriera –pero los partidos se opusieron– y terminó sólo saliendo del gabinete la ministra Catalina Parot y los dos candidatos presidenciales. Este error en la presidencial y en la parlamentaria nos tiene en el estado anímico actual. En política, el sentido de oportunidad es tanto o más importante que una buena estrategia o una buena idea.

-¿Y no es un "tapado" de la derecha?

-No, no es mi ambición.

-¿Cuál va a ser su rol en la campaña? ¿Y está contemplado en el próximo gobierno?

-Siempre estaré disponible para estar en el lugar que más contribuya a lo que estimo que es lo mejor para el país. Nada le conviene más a Chile que haya un segundo gobierno de la Alianza para consolidar la tremenda obra de este gobierno. Por ahora, mi lugar es ser ministro de Economía de todos los chilenos. Hace muchos años que tomé la decisión de contribuir resueltamente a una renovación de los liderazgos de derecha, más aún en mi caso, que he ocupado todos los lugares de liderazgo partidista durante mucho tiempo. Es la hora de otros liderazgos y de otra generación. No creo que en un segundo gobierno de la Alianza sean necesarios mis servicios.

-Si esta elección está perdida, ¿por qué no poner las fichas en el 2017?

-Son muchas las batallas que la UDI ha dado en su historia en que las elecciones estaban perdidas y las ganamos. El primero en hacerlo fue Jaime Guzmán con su triunfo senatorial el 89. Después terminamos ganando en todas las zonas populares donde la derecha jamás había ganado. Para mí no hay cosas imposibles en política. Esa mirada es precisamente la de una derecha que actúa desde los salones y que ahora está lamentablemente volviendo a influir en la conducción de los partidos. Llegamos a ser grandes porque fuimos fieles a una de las frases más notables de Jaime Guzmán: la política es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración. Lamentablemente ahora invirtieron los porcentajes. Este es el problema de fondo.

 "Al volver, Bachelet mató la renovación"

-Hay una sensación de que Bachelet está gobernando desde antes de ser electa. Antes estaba presente como "fantasma" y ahora, en carne y hueso. ¿Cómo sobrevivir a eso?

-Explicándole a los chilenos que un triunfo de la Concertación ya no es lo que conoció. Se reemplazó a la DC por el PC. La Concertación se transformó en el PSOE español. La mandan el PS-PPD y PC. Si triunfan, vendrán reformas tributarias, laborales y muchos otros cambios que nos llevarán a lo que siempre han llevado los gobiernos de izquierda a sus países: menor crecimiento, más burocracia, más desempleo, más gasto público, más rigideces laborales, menos libertad y más Estado. No saben hacer otra cosa. Es lo mismo de siempre. Nos llevarán a vivir lo que hoy está ocurriendo en España.
Si ganan, la Concertación pasará a ser el PSOE y Bachelet más parecida a Zapatero que a González. En este escenario, la parlamentaria adquiere una importancia vital. Hay que evitar que Chile termine como España.

-Michelle Bachelet dijo en The Clinic que ella volvió porque no había recambio. ¿Comparte esa visión? ¿Pasa lo mismo en la derecha?

-Eso no es cierto, porque Andrés Velasco, Claudio Orrego y el senador Ricardo Lagos Weber eran la renovación perfecta de la Concertación. Ella mató la renovación al volver. El gran ganador con su retorno es Guido Girardi, quien ahora se convirtió en el bacheletista número uno, porque al volver la ex presidenta, no quedará nadie parado, sólo él. Girardi triunfará en la senatorial –lo más probable con la primera mayoría nacional– y quedará listo para asumir su candidatura presidencial, si ellos llegan a ganar.

-¿Ve un giro a la izquierda en Bachelet? ¿Le preocupa?

-Cuando se gira a la izquierda, siempre hay un demagogo que ofrece más. Todo resulta insuficiente. No veo liderazgo político para frenar esto. Lamentablemente debo reconocerle que me preocupa. Chile ha llegado donde está porque tuvo –en todos los sectores políticos– líderes excepcionales que emergen en las coyunturas históricas de los pueblos. Siento que está desapareciendo esa generación que no temió a coincidir por el bien del país. Hoy nos cuesta tener un gran acuerdo nacional en Energía, por ejemplo. Mire lo mal que estamos.

"Los políticos están presos de Twitter"

-¿Cuál es la visión de las demandas de los estudiantes? ¿No sería el minuto ideal para terminar con el lucro y abrir a la educación gratuita? Eso se plantea también como justicia social, un concepto que a usted le preocupa.

-No hay nada más injusto que plantear la educación gratuita para todos. Es lo más regresivo que hay. Eso es lo que había antes en Chile y se construyó esta sociedad de desigualdades intolerables. Las familias más acomodadas llegaban a la educación superior y se la financiábamos todos. El resto llegaba con suerte a octavo básico. Pero la consigna, es la consigna. La izquierda es artista para ello. Y la derecha reaccionaria, no sabe qué hacer. Ningún gobierno ha avanzado más que este en la construcción de un sistema justo en materia de créditos y becas. Como nadie defiende nada, están todos en el lloriqueo, como cabros chicos. Ello ha permitido que los que no hicieron nada durante 20 años, ahora aparezcan como salvadores de algo que nosotros hemos impulsado. No existe ningún gobierno que haya alcanzado el mayor crecimiento económico con la mayor inclusión social que este. Pero como nunca se construyó el relato para difundir la obra, la consigna encontró el camino libre para instalarse. Se tomó las calles y frente al desprestigio de la clase política, ya nadie se atreve a decir lo correcto. Los políticos están presos del Twitter y la consigna. Con 140 caracteres, tienen dominadas a todas las instituciones más importantes del país. Desde la iglesia, hasta las alcaldías.

-Pero la del 11 de abril fue de las marchas más grandes en los últimos 20 años, ¿qué es lo que la clase política no ha sabido leer? ¿Cuáles son los riesgos de que esta situación de desconexión entre la política y la calle se perpetúe?

-Creo que desapareció el coraje político. Los políticos serios de la derecha, el centro y la izquierda desaparecieron. Chile nunca ha estado mejor y andan todos acomplejados por la consigna. Nadie defiende nada. Vendrán lamentablemente tiempos muy malos. Se ha perdido la autoridad. La encuesta es la hoja de ruta para los políticos y los partidos. Eso tarde o temprano nos causará un daño como nación. El inicio de esa etapa será la infundada e injusta acusación al ministro de Educación Harald Beyer. Los líderes serios del país, los del mundo político, la academia, entre otros, no fueron capaces de evitar la caída del mejor ministro de Educación que podía tener el país. Nadie estaba realizando más cambios para resolver lo que importa, que es la calidad de la Educación, que Harald Beyer.

-A raíz de esa acusación, salió a la luz el uso del copy-paste… ¿Cómo ve la calidad de la política? ¿Le preocupa? ¿Debiera haber financiamiento público para que se profesionalice la actividad política?

-Fui de los que impulsé –a pesar de la oposición en mi sector– el financiamiento público a las campañas políticas. Esas leyes las incorporé en el acuerdo de modernización, junto a la alta dirección pública el año 2003, cuando la Concertación no sabía cómo salir de la situación del MOP-GATE. Al igual que en aquella ocasión, creo que debemos avanzar en un financiamiento estatal para los partidos políticos. Así podremos financiar estructuras más profesionales que las que tenemos hoy. •••

 La dupla innovadora

No sólo política es Longueira. Trabaja a full junto a Hernán Cheyre haciendo del 2013 el año de la innovación. Para ellos, ahí hay un paso clave para alcanzar el desarrollo.

Juntos son todo lo que el presidente Piñera quiso para su gobierno: combinar el expertise técnico con el manejo político. Y dicen que hasta ahora se han complementado de lo más bien. "La antigua Corfo era una entidad burocrática que construía empresas en Chile. Hoy, en cambio, facilita a los emprendedores para que ellos saquen adelante el país", explica el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Hernán Cheyre. Y buena parte del éxito –la creación de nuevas empresas llegó a niveles récord en 2012 con 68.500 emprendimientos– es la coordinación que ha habido entre Economía y la Corfo. "En gobiernos anteriores casi no había comunicación entre los dos organismos por razones de cuoteo político. Hoy operamos como un buen equipo de dobles", afirma Cheyre.

Conocida era la cercanía entre Cheyre y su antiguo partner en Economía, Juan Andrés Fontaine. ¿Se puso nervioso cuando Piñera resolvió reemplazarlo por Pablo Longueira?, le preguntamos. "Hicimos buenas migas desde el principio. El ministro Longueira es un gran empujador de proyectos, un apasionado de lo que hace y cree, y eso hace muy fácil poder convencer a mucha gente", sostiene Cheyre. Longueira sonríe e interviene: "Para mí ha sido un privilegio trabajar con Hernán. Si hay una persona que ha logrado liderar equipos de jóvenes brillantes con entusiasmo para cambiar el emprendimiento y la innovación en Chile, ha sido él".

El 2012 fue el año del emprendimiento. Se pusieron metas y las superaron –dicen–, con creces. Ejemplos: se batió el récord de inversión extranjera en Chile al sobrepasar los 30 mil millones de dólares; el último GEM (Global Entrepeneurship Monitor) reveló que Chile triplica la tasa de emprendimiento de los países de la OCDE, y las postulaciones a programas de emprendimiento Corfo subieron de 280 en 2008 a 10 mil en 2012. A esto se suma el colchón legal que incluye la nueva ley de I+D (incentivo tributario para las empresas que inviertan en investigación y desarrollo) y la legislación que permite crear empresas en un día y a costo cero.

"Dado el éxito que tuvimos tomamos la decisión de proponerle al presidente –fue una idea de Hernán– seguir este 2013 con el año de la innovación para ponerlo en la agenda", comenta Longueira, a lo que Cheyre agrega: "Chile está ad portas de ser un país desarrollado, nos falta el último tramo. Tenemos que mejorar la productividad en la economía, lo que va a venir de la mano de perfeccionar la capacidad de innovación".

Una de las tesis es que la innovación puede ser un camino para superar la pobreza. "Nosotros hemos estigmatizado mucho el emprendimiento. Como que hay que ser una especie de Steve Jobs para lograrlo, y el chileno siente que está muy lejos de eso. Si Chile quiere alcanzar el desarrollo no lo va a lograr si seguimos siendo sólo un exportador de materias primas", enfatiza Longueira.

La deuda

Esta dupla hace notar que Chile ocupa una posición privilegiada en los rankings en materia de inversión extranjera, seguridad crediticia y calidad de vida, pero no en materia de inversión en I+D. Sin ir más lejos, si el promedio de los países desarrollados en esta área alcanza el 2,5% del PIB, acá esa cifra se ubica en torno al 0,5%. "Aquí hay dos caminos que no dialogan: la ciencia +investigación+academia, con el mundo empresarial+emprendimiento", admite Longueira.
En los círculos de emprendedores, reconocen que en Chile hay apoyo legal, pero suelen quejarse de la falta de inversionistas para concretar sus proyectos.

"El mejor acicate para que las empresas innoven es que perciban que están en un ambiente más competitivo. Si no, no tienen ningún incentivo. En materia de inversión y capital de riesgo, estamos ideando fórmulas para que incluso vengan inversionistas extranjeros. El programa Start-Up Chile se ha transformado en una vitrina espectacular", explica Cheyre.

Para este año está contemplado el lanzamiento de 24 centros de emprendimiento a lo largo del país y la apertura de 4 nuevos centros de excelencia. Dentro de la agenda figura también la tramitación de la ley de quiebras, "que debería haber tenido el país hace mucho tiempo y esperamos sacarla este año para que entendamos que se puede fracasar. De 10 emprendimientos exitosos, 8 fracasaron en los primeros intentos, pero aquí enterramos el emprendimiento y al emprendedor", se queja Longueira. Otra de las prioridades es avanzar en un plan para que los aportes que son entregados a los emprendedores –que históricamente han sido subsidios– sean reembolsados en caso de que tengan éxito. "El emprendimiento no se fortalece con asistencialismo, uno de los problemas de la Corfo en el pasado es que era vista como una máquina a la cual había que sacarle plata a través de los distintos programas", dice Cheyre. Una imagen que quieren cambiar para poder alcanzar una ambiciosa meta: que Chile sea el polo regional en América latina del emprendimiento y la innovación.

 "Que quede claro, HidroAysén ya fue aprobado"

-Fue nombrado "ministro de Energía en las sombras". ¿No ha sido Jorge Bunster capaz de llevar la cartera solo?

-Yo sólo soy un ayudante del ministro de Energía. Hemos formado un gran equipo de trabajo para sacar adelante leyes vitales para el mayor problema que enfrenta nuestro país, como lo es, el abastecimiento y costo de nuestra energía. Eso, dentro del contexto de la agenda pro-inversión. Jorge es un gran ministro y no hago más que ponerme a su disposición para sacar adelante el desafío más grande que tenemos todos.

-¿Se va a aprobar HidroAysén en el gobierno de Piñera?

-Hidroaysén ya fue aprobado. Incluso se judicializó y los tribunales también lo aprobaron. Por lo tanto, lo único que falta es resolver en el Comité de Ministros las reclamaciones. Pero que quede claro, está aprobado. La empresa tiene su RCA. Espero que las resolvamos pronto.

 

"Muchas veces el Estado ha asfixiado el emprendimiento"

"El gobierno chileno quiere que el país sea el paraíso para los emprendedores, pero está haciendo a un emprendimiento pasar por un infierno regulatorio", planteó The Economist en octubre. Se refería precisamente a Nicolás Shea, uno de los fundadores de Start –Up Chile y el cerebro detrás de Cumplo, una plataforma de peer-to-peer lending business, o préstamos entre particulares.

"Conozco mucho a Nicolás y creo que deberían existir muchos más como él. Tenemos que contribuir con un estado amigable para que todos esos talentos emprendedores puedan constituir compañías como la que él ha creado", dice Longueira.

-Pero a Shea el estado le ha puesto todo tipo de cortapisas, ¿qué tan bueno es el apoyo?

-Si hay algo que ha ocurrido es que el Estado muchas veces ha asfixiado el emprendimiento. Tenemos que ir descubriendo todas aquellas trabas que tienen los emprendedores. Buscamos que el Estado sea un facilitador.

-¿Cree que a Shea lo asfixiaron?

-No me corresponde referirme a un caso en particular; su emprendimiento tiene que cumplir las normas y tiene que resolverse. Hay mucha gente que considera que cuando uno busca más competencia, anda persiguiendo empresarios. Yo creo en la libre competencia, y el ministerio de Economía tiene la responsabilidad de que las instituciones que la garantizan, funcionen. En el caso de esta compañía, creo que tenemos que permitir esas innovaciones que introducen cambios en el sistema. ¿Cuánto nos costó implementar a nosotros tramitar la ley para que podamos tener un registro electrónico para constituir sociedades? ¡Dos años!

 

      

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