Un día, cuando los empleados llegaron a trabajar, encontraron en la recepción un enorme letrero en el que se leía: "Falleció la persona que impedía el crecimiento de usted en esta empresa"... Sus restos están siendo velados en el salón principal.
Al comienzo, todos se entristecieron por la muerte de uno de sus compañeros, pero después comenzaron a sentir curiosidad por saber quién era el que estaba impidiendo el crecimiento de sus compañeros y la empresa. La agitación próxima al salón era tan grande que fue necesario llamar a los guardias para organizar la fila en el velorio. Conforme las personas iban acercándose al ataúd, la excitación aumentaba: ¿Quién será el que estaba impidiendo mi progreso?, ¡Qué bueno que murió el infeliz!
Uno a uno, los empleados agitados se aproximaban al ataúd, miraban al difunto y se quedaban unos minutos en el más absoluto silencio, como si les hubieran tocado lo más profundo del alma.
Pues bien, en el fondo del ataúd había un espejo y cada uno se veía a sí mismo.
Sólo existe una persona capaz de limitar nuestro crecimiento.
Somos los únicos responsables de nuestro crecimiento.
(Anónimo)
Al comienzo, todos se entristecieron por la muerte de uno de sus compañeros, pero después comenzaron a sentir curiosidad por saber quién era el que estaba impidiendo el crecimiento de sus compañeros y la empresa. La agitación próxima al salón era tan grande que fue necesario llamar a los guardias para organizar la fila en el velorio. Conforme las personas iban acercándose al ataúd, la excitación aumentaba: ¿Quién será el que estaba impidiendo mi progreso?, ¡Qué bueno que murió el infeliz!
Uno a uno, los empleados agitados se aproximaban al ataúd, miraban al difunto y se quedaban unos minutos en el más absoluto silencio, como si les hubieran tocado lo más profundo del alma.
Pues bien, en el fondo del ataúd había un espejo y cada uno se veía a sí mismo.
Sólo existe una persona capaz de limitar nuestro crecimiento.
Somos los únicos responsables de nuestro crecimiento.
(Anónimo)
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